miércoles, 9 de septiembre de 2009

LEMMY KILMISTER: “EL SER UNA MARCA REGISTRADA O UN VERDADERO HIJO DE PUTA.”


Han pasado casi 50 años desde que un tipo aprendió a tocar rock and roll con la intención de poder tener suerte con las mujeres, en ese momento se empezaba a escribir historia; ya existía un gran mercado y una gran demanda por este sonido novedoso para el mundo y que ya paría sus primeras estrellas, modelos prototipos para una generación aburrida de lo mismo de siempre. Rápidamente todo esto fue asimilado y comercializado a grandes decibeles; obviamente todo era un buen negocio y la rebeldía de antes se convirtió en una fructífera empresa. Todo bien.








Lemmy Kilmister aprendió muy bien el negocio, en los 60’s ya formaba parte del circuito ‘psicodélico mod ingles’ con un combo llamado Sam Gopal, que iba por una línea más convencional para la época; luego de eso vino Hawkwind donde empezaría a hacerse conocido en la escena inglesa, Hawkwind era una banda dura y llevaban un estilo de vida similar: mucho licor, mucho Speed, muchas anfetas, muchas noches de desenfreno y hard rock. Todo marchaba bien y sin embargo lemmy no estaba muy conforme que digamos, faltaba dar el gran paso, ¿había algo más que el sexo, las drogas y el rock and roll?


Había que llevar esto a otro nivel; es en eso que decide salir de Hawkwind para dejar su huella en el mundo: Motorhead; hablar sobre esta banda abarcaría más de un artículo: discos inolvidables, giras inagotables, una trayectoria impecable y cagándose en sus detractores (quienes alguna vez dijeron acerca de ellos ser: “la peor banda del mundo”) manteniendo su vigencia y los buenos discos hasta el día de hoy.






Genio y figura, este caballero se convirtió en una imagen de alpinchismo (nihilismo expresado criollamente) y rudeza para la gente que captó el sonido y lo convirtieron en su máxima influencia, la interminable lista y germinación de bandas a principios de los 80’s, punkrockers y metalbangers, que convirtieron de Motorhead “la piedra angular” de la nueva ola del rock adn roll hacía irrefutable cualquier argumento en contra de estos ingleses (no olvidemos el line up nostálgico, los otros 2 tipos que sacaron a flote el nombre y la talla de la banda: Eddie ‘Fast’ Clark y Phil ‘Animal’ Taylor) quienes hoy por hoy son una de las agrupaciones más importantes en la historia de la música (sin que cuente mucho la industria, pues se podría decir que las bandas influenciadas por ellos y que aun siguen en el ruedo venden más discos y mueven mucho más dinero).


No es raro que se escuchen o lean por ahí adjetivos como DIOS, la controversia recae en la palabra como una duda peculiar, sobre ¿si es en verdad un legítimo endiosamiento y reconocimiento, o un gancho marquetero hacia la búsqueda de nuevos ídolos rebeldones antitodo y resueltos?; yo no lo se (y dejo abierta la pregunta para mí también) y no dudo que los puritanos “kill your idols” salgan a capa y espada con alguna mordaz crítica. Los hechos están aquí sobre la mesa, Lemmy sin querer queriendo cambio la manera de ver la música; era algo más que ganar dinero, fornicar, drogarse y pasarla bien. Ahora lo entiendo así: es hacer algo por que te gusta, por actitud, pero sobre todo por joder!




Este año salio un documental llamado “Lemmy: The Movie”, esperado por muchos (como yo) y criticado por otros tantos, alegando sobre el documental un exceso de “hedonismo producido por iconoclastas”, nuevamente digo no lo se. Solo puedo decir que alguien tan influyente en el mundo (tanto por sus fanáticos y por sus detractores) como él se merecen toda la caca y las flores posibles.



...



Y dios dijo:


'Cos I'm in love with rock 'n' roll,
satisfies my soul
If that's how it has to be,
I won't get mad
I got rock 'n' roll, to save me from the cold
And if that's all there is, it ain't so bad
¡Rock 'n' roll!









49% CONCHA DE SU MADRE

51% HIJO DE PUTA

lunes, 24 de noviembre de 2008

Nuevo Blog, ¡El Mismo Oficio!


Alguna vez un amigo que me estima me recomendó escribir alguna de mis historias de alcohol, y pues tengo varias que no necesariamente suelo compartir pero ahí las tengo, archivadas y chamuscadas por donde se me ocurra ponerlas. Este mismo amigo me aseguro que esto de contar y escribir sobre las borracheras eran una suerte de ‘limpia mental’, o sea que de una u otra forma el individuo que las expulsa se depura física y mentalmente , desintoxica el hígado y las neuronas y pasa a corromper un poco el inconsciente colectivo y sus propios dedos .



Como diría aquella estrofa legendaria de Los Shapis: “no tomo porque me guste el licor, yo solo quiero olvidar tu amor”; y pues SI, el amor no necesariamente es un ente separado de uno, no es ‘alguien’ con quien uno suele follar y decirle que l@ quieres, el amor es uno mismo y tendemos a desencantarnos de nosotros también; a veces pesa tanto esta levedad de ser (y no poder dejar de ser) que uno quiere borrar por momentos los códigos que hemos adquirido durante años en toda esta degeneración; los hábitos que nos vuelven fundamentales y a la vez abyectos. La naturaleza del hombre (aunque se arañe la más militante de las feministas) sin lugar a dudas es la de un ser destructivo, negativo y bélico, pero a la vez es un tipo curioso, el alcohol lo que hace es mandar a dormir un momento al sano juicio y despertar al instinto, desdobla la cabeza más parca y la hecha andar por senderos mas divertidos. -Pero maltrata el cuerpo, lo desgasta, lo hace mierda- , pues SI, pero yo creo que el funcionar ‘correctamente’ toda la vida esta mal, las maquinas deben malograrse, desconfigurarse de vez en cuando, para luego ser arregladas y hasta mejoradas; quizás echarnos a perder es parte de una lógica contemporánea de sanación y regeneración.



A los artistas de las letras se les da por hablar mucho de juergas y situaciones por demás ‘cotidianas’: que si me robaron la billetera, que si amanecí tirado en un parque, que si desperté con fulan@, que si no paré de beber 2 o 3 días, que si el stress; todos esos elementos están de sobra, más allá de que puedan darme gracia todas esas situaciones provocan en mi reflexión; puedo ser un tipo terco que recurre siempre al licor, a los vicios, a las malditas historias de todos los sábados, pero también pueden activar en uno el lado racional del asunto, lo que mencionaba acerca de ‘regenerarnos y sanarnos’. Las historias con el alcohol nos dan salud emocional, nos dota de argumentos y sabiduría, nos vuelve más rapaces, se vierte por todos los extremos al punto de que o bien nos transformamos en tipos duros y frívolos o bien en tipos sensibles y exprimibles.



Y por todas las virtudes y negligencias que implica este vano oficio… ¡SALUD COLEGAS!